Mouris Salloum George*
En automático, se aceleró el carrusel mediático. En su vértigo, sus jinetes proclaman: “¡Ahí está! Lo advertimos desdenantes: La crisis de Estado”.
Todo el discurso gira en torno a la renuncia -y su aceptación- de un miembro del gabinete ampliado, Germán Martínez Cázares, a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El 22 de junio de 2004, en un rapto similar, dimitió a la secretaría particular de Vicente Fox, el sonorense Arturo Durazo Montaño, vía una carta de corte incendiario en la que tocó el cimiento de la Presidencia en condominio.
Un jefe de gabinete de aquellos tiempos, un coordinador de la bancada azul senatorial, un dirigente del partido en el poder, después desertor, y una legión de sedicentes líderes de opinión, etcétera, se lanzaron a la yugular del dimitente.
Alguno, acusó de crasa deslealtad al ex priista. Había que subrayar la antigua militancia del que alteró la tranquilidad de la pareja presidencial.
El propio Fox, desde su cruz, gimoteó: También en el equipo de Cristo hubo un traidor.
Son pocos, pero multiplicados en las pantallas parecen Ejército
Algunos de los defensores del guanajuatense y su compañera, son los mismos que arremeten ahora contra el Presidente. Se agregan otros que, en aquel sexenio, ocuparon posiciones de poder, político o administrativo, pasaron en su retiro obligado después, a regentear despachos particulares y son hoy opinantes estrella, imprescindibles en algunas barras noticiosas y mesas de opinión electrónicas.
En una sola jornada nocturna, a varios de esos opinantes se les ve y escucha con diferencia de minutos en pantallas de dos o tres canales o cabinas de radio distintos. Hay casos en que asombra su don de ubicuidad, mérito de la tecnología. A la mañana siguiente, se les puede leer el mismo libreto en algunos medios impresos.
Lo que llama la atención de esas exclusivas conversaciones en circuito cerrado, es que todo el arsenal se descarga sobre las maneras, la sicología o los usos y costumbres del inquilino de Palacio Nacional. De uno de esos “analistas” escuchamos el diagnóstico estremecedor: ¡Crisis de Estado!
Ni el mismo renunciante se autovictimiza
Se pretende exhibir a Martínez Cázares como víctima propiciatoria de los arrebatos presidenciales. No lo hace el propio renunciante, que vuelve a su escaño en el Senado.
En la histeria, los que observan un solo lado del conflicto burocrático, parecen no haber leído el alegato que el director del IMSS presentó primero ante el Consejo Técnico de la institución.
En dicho texto se encuentran argumentos razonablemente válidos sobre las razones que empujaron al ex funcionario a dejar el encargo.
Como el firmante de la renuncia mienta en el documento la soga en casa del ahorcado: Ciertos excrecencias del neoliberalismo subyacentes en la nueva administración, los fiscales y jueces de la cuarta transformación prefieren obviar esas alegaciones, porque lo que les importa es cuestionar al vencedor indisputado de las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2018.
La tanda continuó con el nombramiento de Zoe Robledo, como nuevo titular del IMSS. Otra vez, la salida autoritaria, claman. Cuestión de enfoques.